Ya os podéis imaginar lo que esconde viendo las imágenes, decorado con los colores de la tabacalera Marlboro que lució en su día Carlos Sainz, aunque vivirlo en persona es mucho mejor que imaginárselo, os lo aseguro. Roberto es propietario de un Sierra RS de tres puertas, lo que hoy se llamaría «coupe» (marketing manda) matriculado en 1.987 y que nuestro amigo compró en el año 2.005. En los Sierra sorprenden muchas cosas, al menos por mi parte. Lo primero, su estética. Con la cantidad de años que tiene a sus espaldas, el diseño sigue siendo bastante actual si exceptuamos cosas como los pilotos traseros o el interior, del que os hablare más tarde. El enorme alerón trasero llama la atención tanto o más que cuando salió al mercado y si encima lo llevas como Roberto, serás el centro de atención de toda la gente con la que te cruces por la calle, e inevitablemente, de la policía. Cosas que hay que sufrir por tener el coche de tus sueños… Roberto lo compró «hasta las patas», es decir, venía potenciado, con suspensiones, frenos… a tope vamos. El solo lo ha decorado como lo veis, con los colores de Sainz. Sobre la preparación hay una cosa que me resulta curiosa. Por norma general, todos los coches del club han pasado por las manos de Federico, en las instalaciones de TTD Motorsport en Valdemoro, Madrid, pero este no. Este Sierra fue preparado en Barcelona por un mecánico de Blanes especializado en coches de carreras, pero, con piezas suministradas por TTD Motorsport. De una manera o de otra, Federico está presente…
Equipa suspensiones AVO roscadas, regulables en altura y dureza, las cuales tiene un poco altas para que el coche no le roce con la panza cuando lo mete en el garaje, aunque me comentó que lo bajaría un poco porque ya no lo guarda en el garaje, sino en su nave.
Las llantas, casi como de costumbre en casi todos los Ford Cosworth «toqueteados», son Compomotive, aunque un poco más pequeñas de los acostumbrado quedándose en 17 pulgadas. Tras ellas, unos frenos que no destacan por su tamaño, aunque os puedo asegurar que frenan como deben para lo que corre el coche. Bajo el capó se esconde un bloque de Escort Cosworth T25, cambio que hicieron porque el motor del Escort es más resistente y está más reforzado tanto en la culata como en el bloque. El turbo es un híbrido, conectado a un escape Mongoose y a unos manguitos de silicona. El turbo sopla a 1,5 bares, suficientes para sacarle al dos litros 350 CV, que empujan bastante, sobre todo gracias al grupo corto que monta. Sorprendente es el estado del habitáculo; impoluto, como recién sacado de fabrica. Los asientos son los de serie, en un estado totalmente espectacular. no tienen señales de uso, el mullido está prácticamente nuevo y además, el volante y el pomo del selector del cambio han sido tapizados en piel.
Lo que más contrasta de todo, son los pésimos acabados y la mala calidad de los materiales usados en su día. Los ajustes son malos, pero malos, malos. Hay cambios de color entre piezas que no debería haber, hay deformaciones en algunas zonas… en fin, que un interior como este desentona en un coche que promete emociones fuertes, aunque esté en el estado que tiene Roberto el suyo.
Mientras nos dábamos unas vueltas y comprobábamos como empujan sus 350 CV, estuvimos charlando un rato, y Roberto me contó que este Ford Sierra RS Cosworth tendrá siempre un lugar en su garaje, no tiene ninguna intención de venderlo aunque ofertas ha tenido. Además, también me contó que no lo quiere para «trillarlo», sino para disfrutarlo, por lo que suele darle un poco de caña cuando llegan las curvas, quemando un poco de rueda, pero que en las rectas prefiere no darle mucha tralla y que refrigere en condiciones para cuando llegue la siguiente curva, pueda volver a emular a los pilotos de rallye.
Javi Martín